Capilla de Guadalupe es una pequeña ciudad que se localiza entre Tepatitlán y Arandas en la zona de Los Altos en el estado de Jalisco.
Es cuna de vocaciones religiosas, tierra de charros, de mujeres hermosas y destaca en la producción de tequila.

La tierra fundada por “El Amo” Aceves”

Capilla de Guadalupe fue fundada gracias a un accidente. Cuenta el cronista de esta población, el doctor Mario Humberto Martín Navarro, que en 1820 cabalgaba por estos rumbos el famoso Antonio Faustino Aceves y Casillas, mejor conocido como “El Amo”.  

Al audaz jinete nacido en 1758 en La Mirandilla, se le atoró el pie en el estribo y en medio de la adrenalina, invocó la protección de la Virgen de Guadalupe. Al salir sano y salvo, prometió construir una capillita en honor a la virgencita morena.

Así lo hizo con muchos esfuerzos y el pequeño inmueble de adobe quedó listo en 1823, con una imagen pintada al óleo por el artista Antonio Gómez, según relató en sus libros el doctor Mario Humberto, quien también fue director de la Preparatoria en esta comunidad.

“El Amo” Aceves se dedicaba a la vida del campo y logró fortuna gracias al manejo de varios ranchos y caballerías, como Las encinillas, el Cacalote y la Presa de Gómez. Se casó en tres ocasiones, pero su esposa más famosa fue Doña María Gertrudis de la Encarnación De la Mora.

Alrededor de la pequeña Capilla de la Virgen de Guadalupe, se fueron anexando viviendas y negocios de manera natural, al grado de evolucionar a un centro de población pujante que en 1846 ya tenía 350 habitantes, según relató el periodista José Alberto Casillas en su libro “Historia de Tecpatitlán. Tomo 1”. En el tema religioso, la ermita fue elevada a capilla por orden de la Diócesis en 1832 y su primer capellán fue el sacerdote Casiano Aceves, quien desde 1823 ejercía su ministerio en la pobre finca.